Cuando estás en el supermercado, frente al mostrador de pescadería, puede ser complicado saber si estás eligiendo el mejor producto. Con la tilapia, como con cualquier otro pescado, la frescura es clave para disfrutar de su sabor y sus beneficios.
Aquí te dejamos 5 consejos infalibles para que te conviertas en un experto y siempre te lleves a casa la mejor tilapia.
1. Ojos brillantes, nunca hundidos
Este es el primer y más importante indicador. Los ojos de la tilapia fresca deben ser transparentes, brillantes y ligeramente saltones. Si ves ojos opacos, hundidos o con una capa lechosa, ¡pasa de largo! Ese pescado lleva demasiado tiempo fuera del agua.
2. Agallas rojas y húmedas, sin mucosidad
Si el pescado se vende entero, pide que te muestren las agallas. Deben tener un color rojo intenso o rosado vivo y estar húmedas, sin rastro de baba o mucosidad amarillenta o grisácea. Las agallas pálidas o marrones son señal de falta de frescura.
3. Piel húmeda y brillante, carne firme
La piel de la tilapia fresca debe lucir húmeda, brillante y tener un color uniforme. Si al tocar el filete o el pescado entero la carne está flácida, se deshace fácilmente o deja una hendidura al presionarla, significa que ha perdido su firmeza. La carne fresca debe ser elástica y volver a su forma original al tacto.
4. Olor fresco a mar, nunca a "pescado"
Un pescado fresco debe oler a mar, a pepino, o ser casi inodoro. Si percibes un olor fuerte a "pescado rancio" o a amoniaco, es una señal inequívoca de que no está fresco. ¡Confía siempre en tu nariz!
5. Origen y Etiquetado: Tu derecho a saber
No dudes en preguntar al pescadero sobre el origen de la tilapia. La mayoría de las veces, el etiquetado debe indicar si es de acuicultura (casi siempre lo será) y de qué país proviene. Opta por proveedores de confianza que te den esta información. Esto no solo te asegura frescura, sino también prácticas de producción responsables.
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